A lo largo de la historia de la Iglesia, la piedad y la caridad llevó a muchos hombres y mujeres a dar consuelo y brindar ayuda a quienes sufrían.
POR CARLOS VILLA ROIZ/ DESDE LA FE
A lo largo de la historia, las epidemias y las enfermedades han sido dolorosos ambientes en donde el dolor y la muerte afloran, pero también ha sido en medio del dolor donde innumerables personas han tenido la oportunidad de practicar la caridad cristiana, lo que, al paso de los años, los ha llevado a los altares.
Al revisar el martirologio de la Iglesia Católica, las mismas biografías van revelando cómo la piedad llevó a muchos santos a dar consuelo y brindar ayuda a quienes sufrían. En los propios evangelios se leen las curaciones milagrosas de Jesús en medio de leprosos, desafiando las inhumanas costumbres de la época.
1. Cipriano de Cartago.
Obispo de Cartago, en África, en el año 249, fue considerado por sus acciones como santo patrono contra la peste.
2. San Cosme y San Damián.
Hermanos que practicaron la medicina y que en el año 303 fueron asesinados en Siria, se convirtieron en los primeros mártires orientales, y al mismo tiempo en patronos de los médicos, enfermeras, dentistas y, por ello, son invocados contra las epidemias.
3. Santa gala de Roma
También hubo mujeres santas que se involucraron con los enfermos, como fue el caso de Gala de Roma que vivió en el Siglo V y, después de haber enviudado, ingresó a un convento. Según la leyenda, unos ángeles le trajeron una imagen de la Virgen que después tendría gran importancia en las epidemias de peste que azotaron a Roma.
4. Juan Grande Román
El español Juan Grande Román (1546-1600), quien recibió el nombre de “Patrono de los Apestados”, pues sólo abandonaba su celda para prestar ayuda en los hospitales
5. María di Gesú Émilie
La congregación de esta beata, la Sociedad de María de la Expiación, se ha especializado en atender enfermos de SIDA.
6. San Damián de Molokai
Caso especial merece el Padre Damián, cuya canonización ya fue aprobada por el Papa Benedicto XVI. Él nació en Bélgica y su espíritu misionero lo hizo consagrar su vida a los leprosos de la isla Molokai, en Hawai, en donde voluntariamente se instaló en medio de los enfermos en 1873 para asistirlos espiritualmente y ayudarlos en sus múltiples necesidades. Murió contagiado de lepra el 15 de abril de 1889.
7. Fray Martín de Porres
En América destaca fray Martín, quien en medio de su humildad, aprendió la herbolaria a la que añadió la prédica, la fe y la esperanza. Varios milagros le son atribuidos a su mediación y, en vida, se distinguió por atender enfermos.
8. Santa Teresa de los Andes
también, antes de enclaustrarse con las carmelitas descalzas, en Chile, Santa Teresa prestó servicios para ayudar a enfermos durante una epidemia.
9. San Carlos Borromeo
siendo obispo de Milán, Italia, atendió personalmente a los enfermos y moribundos de la epidemia de peste de 1576, y esta entrega lo debilitó debido a que se alimentaba de pan y agua.
10. Santa María de Jesús Sacramentado Venegas
Esta santa mexicana prestó su servicios como enfermera en un hospital de Guadalajara, Jalisco, en tiempos difíciles de la persecución religiosa y atendió personalmente, y por igual, a soldados de grupos rivales y a las víctimas de aquella violencia social.
Todos estamos llamados a la santidad y, por lo mismo, en estos momentos en que una epidemia pone en riesgo nuestra salud y la de nuestro prójimo, todos podemos acercarnos a Dios y practicar la caridad, empezando por asumir la propia responsabilidad social al atender las recomendaciones que dan las autoridades sanitarias de México. Si en nuestras manos está hacer algo por los demás, debemos recordar el Evangelio del Buen Samaritano, pues este tipo de acciones son las que más agradan a Dios.