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El caso de la ministra Yasmín Esquivel sigue siendo un asunto de escándalo mayor. Una de las personas muy activas en la condena de estos dos personajes es una hipócrita que tiene mucha cola que le pisen
Medios de comunicación, comentócratas, académicos, intelectuales y ciudadanos han manifestado abiertamente, primero, el asombro de lo hecho por la ministra y, después, el coraje por el cinismo y la desfachatez de sus respuestas. El sexenio pasado fue el propio presidente Peña Nieto el que pasó por la repulsa general por haber plagiado su tesis universitaria. Una de las personas muy activas en la condena de estos dos personajes es una plagiaria contumaz: Denise Dresser.
Esta mujer, siempre dispuesta a señalar corruptos y deshonestos, tiene en su haber varios plagios. León Krauze le documentó su actividad plagiaria en un libro que publicó y el ya fallecido Jorge Chabat denunció el plagio de Dresser de un artículo académico del que él había sido autor. En el colmo de su desfachatez, la doctora Dresser copió ¡un editorial del diario El País! Párrafos enteros del editorial y hasta el título del texto.
Nada más cambió el apellido Rajoy por el de Peña. ¿Qué le ha pasado a Denise Dresser por plagiar? Nada. Sigue escribiendo en Reforma, participa en una mesa en Latinus –ambos medios han dado una cobertura amplia y detallada del asunto Esquivel– y continúa estigmatizando personajes públicos con su dedo plagiario.
Guillermo Sheridan, azote de los plagiadores, escribió en 2012 respecto al caso de Alatriste: “Es una pena que confundir la vida con las ganas de escribir termine por ser una confusión entre las ganas de escribir y firmar lo que escriben otros”.
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