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Puebla capital.- “En la actual coyuntura que vivimos como nación, desde nuestra perspectiva hay dos desafíos claves: recuperar el valor de la unidad, y defender la dignidad humana, en especial la de los más vulnerables”, aseveró el Dr. Emilio José Baños Ardavín, Rector de la UPAEP.
“Unidad no es lo mismo que uniformidad; la unidad se construye respetando y valorando al otro, apreciando y contrastando las ideas, y reconociendo la capacidad de razonar para entender la realidad como fundamento para la superación de los conflictos y la generación de acuerdos”, refirió el académico.
“La tarea, es ardua que compete a todos los actores, y especialmente a los gobernantes”, agregó.
Baños Ardavín acotó, “sobre esto último y las recientes resoluciones de la Corte, se reabre un debate que no puede reducirse a un torpe, y casi siempre estéril juego de banderas. Desde nuestra perspectiva, el asunto debe abordarse sin sobre-simplificaciones ni sesgos ideológicos; por el contrario, se requiere una reflexión rigurosa, con elementos científicos, antropológicos y filosóficos que permitan, por una parte, encontrar soluciones acordes a la dignidad humana, en específico la de la madre gestante y la del concebido; y por otra, también la imputación de responsabilidades al hombre que en esta situación, las más de las veces, se auto-exime cobardemente”.
De igual forma, comentó que este contexto, es en efecto deber del Estado procurar los medios para no re-victimizar a las madres que se han visto envueltas en el drama del aborto; y en la misma línea es preciso salvaguardar los derechos humanos del ser en gestación, tomando en cuenta la evidencia científica que hace ver que, si bien con capacidades en continuo desarrollo, desde la concepción se tiene una vida humana única, irrepetible y diferenciada.
Manifestó que en todo caso, lo que no es válido es esquivar la definición sobre la consideración del estatus de este ser, y al mismo tiempo sentenciar que sus derechos quedan anulados al ser supeditados a los de otra persona, o que se postergan en tanto no haya nacido. Una determinación jurídica de esta gravedad, no se puede tomar con tan pobre sustento; como tampoco se puede admitir que se violente el derecho a objetar en conciencia el ser partícipe de un procedimiento que derive en la aniquilación -que no la interrupción- de una vida humana en gestación.
Ante este reto, y sin pretender en absoluto agotar el tema, es imperativo encontrar un camino que sepa acompañar, respetar y promover derechos y libertades, procurando el mayor bien posible, para todos. En palabras de Juan Rulfo: “nos salvamos juntos o nos hundimos separados”, enfatizó Baños Ardavín.
Comentó, que se viven tiempos extraordinarios. Sin embargo, este tiempo de pandemia ha sido de suyo extraordinario, pues prácticamente todas las facetas de nuestras vidas se han visto alteradas; de esto nadie ha estado exento, es un fenómeno global, de especificidad individual. Agregó, como lo ha manifestado el Papa Francisco, “De una crisis no se sale igual: salimos mejores o peores”.
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