Por: Ricardo J. Bravo
«No tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja, tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león», la célebre frase de uno de los conquistadores más feroces de la historia retumba en el presente, tal como si Alejandro Magno (quien la acuñó), se estuviera tomando un café expreso twiteandola sentado en la terraza de un Starbucks.
Hoy quise escribir sobre liderazgo pues las elecciones se acercan en México y no pude evitar notar el espectáculo al estilo Coliseo Romano que son los partidos políticos e instituciones, sacrificios, peleas a muerte, ofrendas…
¡Hoy el liderazgo está mucho más escaso que las vacunas!
El buen liderazgo, aunque casi extinto, nunca pasa de moda, ingrediente necesario, en el fútbol, benditas sean las canchas, en el hogar por el bien de las nuevas generaciones, en las oficinas y sobre todo en la política.
Ya lo dijo Richard Branson, multimillonario con más de 360 empresas y una fortuna de 5.1 mil millones de dólares (con esas credenciales, algo de experiencia tendrá en liderazgo): «Si cuidas a tus empleados, ellos cuidarán de tu negocio», frase simple pero aplicable a todas las esferas de la vida, cierto es que aquel que se siente bien cobijado por su empresa, familia, o estado, se transformará en un auténtico defensor y emprendedor a favor de su causa.
Y es que el liderazgo, el buen liderazgo, ese que conquista Países, que construye imperios, que cambia mentes y corazones, comienza con un desarrollado sentido humano, con una convicción por cuidar de los suyos, ahí es donde nace el compromiso en aquellos que forman un equipo.
Un liderazgo mal entendido, por otra parte provoca que los miembros del equipo pierdan el sentido de propiedad sobre el proyecto, si esa receta lleva como ingredientes: imposición, ingratitud laboral o familiar, nulo crecimiento, nulas oportunidades de desarollo y mal uso de la jerarquía el resultado será indudablemente el FRACASO, lento pero seguro FRACASO.
DIVIDE Y VENCERÁS palabras utilizadas por el emperador Julio César, con las que aconseja que quien desee controlar un gobierno con poco esfuerzo, debe crear confusión y sembrar la desconfianza, claro que el Líder Romano aconsejaba esta estrategia para aplicarla ¡pero en el equipo contrario!.
DIVIDE Y FRACASARÁS sería el formato correcto si de mal liderazgo se habla, una anti-estrategia basada en crear y alimentar disputas y controversias entre los miembros del propio equipo, lo que contribuye a su debilitamiento y al deterioro de la fuerza y efectividad.
Aplicado en la empresa, en la familia, en los partidos políticos o instituciones, en cualquier equipo, el buen liderazgo es el pegamento que une las intenciones y encamina los talentos hacia el éxito.
El resto es historia.
Historia pasada, como hoy lo es Kodak que no valoró el mundo digital, lo mismo que sucedió con Blockbuster cuando rechazó a Netflix, y a Nokia que no quiso invertir en la modernización necesaria para la nueva era, siendo superada por Apple y su IPhone, y ni hablar de Yahoo que alguna vez fuera líder en búsquedas por la red.
Ejemplos también los hay con nombres y apellidos pero esos los dejamos para los lectores, por cierto si eres un Líder y te quedo el saco, ¡quítatelo rápido!
Nuestros tiempos exigen una mejoría, una actualización en nuestros liderazgos, (por que todos somos líderes en algo), se trata de mejorar, y formar equipos fuertes, equitativos, ser empáticos, cumplir acuerdos y recordar que desde el inicio de los tiempos, se trata de unirnos para hacer frente a los retos del mañana… o desaparecer.
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.