Diariosinsecretos.com/Angélica García Muñoz
Puebla,Pue.- El Obispo Auxiliar de Puebla Felipe Pozos Lorenzini advirtió, que en estos momentos de tribulación por la pandemia del COVID-19, hay dos peligros para la humanidad: el egoísmo y la indiferencia y convocó a salir en pos de la gente para ayudarlos.
Al celebrar la Santa Misa en la Catedral en lugar del Arzobispo de Puebla Víctor Sánchez, explicó es necesario que no nos cerremos en nosotros mismos, ante tanta necesidad de los demás y recordó las palabras del padre madrileño Rufo.
“Dios necesita tú casi todo, que es casi nada; para que Dios dé su casi nada, que es casi todo, pero si tú no das tú casi todo, entonces Jesús no puede dar su casi nada que es su casi todo».
En éste tiempo -afirmó- la indicación de Jesús es la misma que les dio a sus discípulos cuando mandó traer cinco panes y dos peces, los bendijo, partió los panes y se multiplicaron y los dio a los discípulos, con la indicación de darles de comer a la gente y comieron 5 mil gentes.
Expuso que es necesario que hagamos caso de la petición de Jesús de ir al encuentro con los necesitados y confiemos en él, con la seguridad de que nada nos puede separar del amor de Cristo.
“En todos los peligros salimos victoriosos, gracias a aquel que nos ha salvado, tal como dice San Pablo”, dijo.
Para Monseñor estos tiempos son de fe, esperanza y caridad y de confianza en que estamos en las manos de Dios.
Abundó en que son tiempos de la esperanza en Jesus que se sienta con nosotros.
También es el tiempo de la caridad: “Él nos dice, denles de comer», y recordó las palabras del extinto Papa Juan Pablo:
«Somos nosotros los oídos, ojos, boca manos, corazón y ternura De Dios y con los que Jesús quiere actuar”.
Ofreció la Santa Misa por el principio de mes, y dijo que ciertamente hay dolor y angustia por la pandemia, pero Dios está con nosotros, está muy cerca de quien lo invoca, él camina, trabaja, y ora con nosotros.
Al termino de la santa Misa pidió a Santa María de Ocotlán y de Guadalupe, por la terminación de la pandemia, por los enfermos, las madres que esperan un bebé, los que no tiene trabajo, por los ancianos, por las personas que trabajan en los hospitales y para que nos libre del egoísmo e indiferencia y nos de la valentía de buscar al otro.
Lecturas del domingo 2 de Agosto del 2020
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 55, 1-3
Esto dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no tenéis dinero:
comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche.
¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad vuestro oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David».
Salmo
Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18 R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39
Hermanos:
¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto.
Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.