Política en Movimiento
Angélica Beltrán
CDMX.- Con el operativo fallido de la captura y posterior liberación el hijo del Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán López, se registró el primer descalabro político del presidente más popular de México en las últimas décadas, Andrés Manuel López Obrador.
Un descalabro político porque la oposición y los ciudadanos de muchas latitudes del país ya tienen elementos de peso para cuestionar la incapacidad del gobierno federal, en un tema fundamental como es la seguridad.
La pésima planeación del operativo contra el narco en Sinaloa, Estado de narcos desde hace décadas; y la consecuente “guerra” por unas horas, desatada en Culiacán; cuyas bajas aún no se han cuantificado; merma la credibilidad de un Jefe de Estado, que demostró en los hechos que, en efecto, no tiene estrategia ni conciencia de lo que está haciendo en temas de seguridad y de combate al narco.
Y si AMLO ha dicho que el mejor golpe al crimen organizado es el golpe a sus finanzas; quedó claro que en el caso de Culiacán no lo puso en práctica, y volvió a cometer los mismos errores de sus antecesores, que tanto ha criticado. También golpeó el avispero sin medir consecuencias.
La liberación del Ovidio Guzmán, tiene un costo político muy grande, y el gobierno de la 4T lo deberá asumir; sin embargo, a nivel social fue lo mejor y único que podía hacer el presidente de México para evitar una guerra civil y la suspensión de garantías, como se presumió con la declaración del toque de queda la tarde de ayer jueves y hoy con la suspensión de actividades básicas como las clases en todas las escuelas de Culiacán.
Con la liberación del delincuente y sicario, el presidente puso freno a la masacre iniciada en Culiacán, y con ello privilegió el bien mayor, la vida de los ciudadanos, por encima de su imagen de jefe supremo de las fuerzas armadas.
La carrera política de Durazo se debilita
Uno de los personajes más debilitados tras el fallido operativo en Culiacán, es sin duda el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo. Pues tras un caótico operativo donde se detuvo al hijo del Chapo Guzmán —por error, según la versión oficial— el sicario Jr tuvo que ser liberado; con lo cual quedó en entredicho la capacidad del político sonorense.
Antes de lo ocurrido en Culiacán, el nombre del ex legislador se había estado mencionando ampliamente como uno de los favoritos con más posibilidades de la candidatura de Morena para el gobierno de Sonora.
Ahora, las críticas por su fallida estrategia y falta de capacidad le han llovido; la oposición en el Congreso de la Unión ya solicitó su comparecencia y en general se ha pedido, además, su dimisión al cargo, bajo el lema de Si no puede, que renuncie.
Este jueves se espera el parte de los hechos sangrientos ocurridos en Culiacán; a ver qué puede decir a su favor el secretario Durazo Montaño; pero a juzgar por los hechos y el desenlace de estos, no habrá mucho qué decir. Y en el panorama está más cercana la exigencia de una renuncia, que el fortalecimiento de su figura dentro del gabinete presidencial.
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