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Internacional

Hallazgo Prehistórico en Ecuador: Ámbar de 112 Millones de Años Revela Ecosistemas del Tiempo de los Dinosaurios

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Diariosinsecretos.com

18 de septiembre de 2025.- Un descubrimiento extraordinario en la selva amazónica de Ecuador ha dejado boquiabiertos a paleontólogos de todo el mundo. Trozos de ámbar con 112 millones de años de antigüedad, hallados en una cantera cerca de la ciudad de Archidona, contienen fósiles perfectamente conservados de insectos prehistóricos que vivieron durante la era de los dinosaurios.

El ámbar —resina fosilizada de árboles— capturó hace millones de años avispas, mosquitos, escarabajos, telarañas e incluso restos de plantas que habitaban los bosques del Cretácico. Ahora, ese material se ha convertido en una cápsula del tiempo que permite a la ciencia reconstruir uno de los ecosistemas más antiguos de Sudamérica.

“La conservación de estos organismos es tan perfecta que, al microscopio, parecen recién muertos… pero tienen más de 100 millones de años”, explicó el paleoentomólogo Xavier Delclòs, de la Universidad de Barcelona y autor principal del estudio.

Este hallazgo es particularmente relevante porque los grandes yacimientos de ámbar se han encontrado principalmente en el hemisferio norte. Lo que convierte al yacimiento de Archidona en el más importante de su tipo jamás descubierto en América del Sur durante la era de los dinosaurios.

Una ventana al antiguo supercontinente Gondwana

Hace millones de años, esta región formaba parte de Gondwana, una enorme masa terrestre que con el tiempo se fragmentó en lo que hoy conocemos como Sudamérica, África, Australia y la Antártida. El ámbar hallado en Ecuador arroja luz sobre la vida que floreció en este rincón olvidado del planeta.

Según el estudio publicado en Communications Earth & Environment, el ámbar contiene insectos que permiten deducir el tipo de bosque y las condiciones ambientales del Cretácico temprano. Estos hallazgos revelan la transición de antiguos bosques de gimnospermas a los actuales bosques dominados por angiospermas, lo que marca un punto clave en la evolución de los ecosistemas terrestres.

“Este descubrimiento nos permite ver cómo era realmente la vida en Gondwana. Es una ventana directa a un pasado remoto del que sabíamos muy poco”, señaló Mónica Solórzano Kraemer, paleoentomóloga del Instituto Senckenberg de Alemania y coautora del estudio.

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