Ciudad del Vaticano.- Al iniciar el 2024, en su primera catequesis “Los Vicios y las Virtudes”, en el aula Paulo VI, el Papa Francisco, señaló que “la vida espiritual del cristiano no es pacífica, lineal y sin desafíos; al contrario, exige una lucha constante: La lucha cristiana por mantener la fe, y por enriquecer los dones de la fe en nosotros”.
Expuso que en el Bautismo la unción catecumenal “pone inmediatamente de manifiesto que el cristiano no se libra de la lucha” y que “debe descender a la arena, porque la vida es una sucesión de pruebas y tentaciones”.
Abundó que la lucha espiritual como cristiano “nos ayuda a superar la cultura nihilista en la que los contornos entre el bien y el mal permanecen borrosos”.
“El ser humano siempre puede trascenderse a sí mismo, abriéndose a Dios y caminando hacia la santidad”, indicó. Al igual que los santos, hacemos frente a las tentaciones y “si alguien se siente bien, está soñando”, porque cada uno de nosotros “tiene muchas cosas que arreglar”.
“Quien considera que ya ha conseguido cierto grado de perfección, que no necesita de conversión, que no necesita confesarse o que no vale la pena el esfuerzo, vive en la luna, vive en la oscuridad”.
El problema con las confesiones para expresar sus pecados, recomendó “un poco de examen de conciencia” contra “el riesgo de vivir en las tinieblas” y no distinguir el bien del mal.
Respecto del sacramento de la Reconciliación, recordó además que es “en los peores momentos” cuando “Jesús está a nuestro lado para ayudarnos” pues “nunca se olvida de perdonar” mientras que “somos nosotros, tantas veces, los que perdemos la capacidad de pedir perdón”.
El Papa Francisco recordó que tras el Bautismo en el Jordán, el Señor se retiró al desierto, donde Satanás trató de seducirlo. “¿Por qué razón el Hijo de Dios debe conocer la tentación?”, y se preguntó el Papa, para responder: “Jesús se solidariza con nuestra frágil naturaleza humana”
“La vida está hecha de desafíos, pruebas, encrucijadas, visiones opuestas, seducciones ocultas, voces contradictorias”.
El Papa enfatizó que las tentaciones tratan de que nos debatamos entre extremos opuestos
“El orgullo desafía a la humildad; el odio se opone a la caridad: la tristeza impide la verdadera alegría del Espíritu”, explicó.
“Es importante reflexionar sobre los vicios y las virtudes: nos ayudan a superar la cultura nihilista en la que los límites entre el bien y el mal permanecen borrosos”.
“El combate espiritual, pues nos lleva a mirar de cerca aquellos vicios que nos encadenan y a caminar, con la gracia de Dios, hacia aquellas virtudes que pueden florecer en nosotros, trayendo la primavera del Espíritu en nuestras vidas”.
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