En primer lugar, los baños de sal han sido durante siglos una terapia para relajar el cuerpo y mejorar la belleza. Estos se pueden hacer con sales de baño perfumadas, o bien, con sales de Epsom. La clave está en sumergir el cuerpo por lo menos durante 20 minutos.
2. Exfoliante de avena
Desde hace años, se dice que la exfoliación periódica con un poco de avena –molida o en hojuelas– mezclada con algún jabón cremoso, miel, aceite de coco o almendras, puede ayudar a mejorar el aspecto de la piel del rostro. Y este truco parece no perder vigencia, pues tanto abuelas como jóvenes aún lo utilizan.
Este ingrediente no solo ha sido uno de los mejores complementos alimenticios, sino que además ha tenido múltiples aplicaciones a nivel estético para mejorar la belleza.
Así pues, sus ácidos grasos esenciales, sumado a su elevado contenido de antioxidantes se han utilizado como tratamiento para humectar la piel y prevenir (o atenuar, según sea el caso) las arrugas.
También sirve como fortalecedor para las uñas y remedio contra el cabello seco y las puntas abiertas.